viernes, 26 de febrero de 2016

Un hombre resulta herido tras impactar una bala de caza contra su vehículo mientras conducía


      Un hombre de 42 años resultó herido leve este pasado domingo 21 de Febrero después de que una bala perdida atravesase la puerta de su automóvil mientras conducía por la carretera CA-280, cerca de Torrelavega. El proyectil, que rozó levemente su tórax y acabó por alojarse en la parte superior del respaldo de su asiento, había sido disparado a más de 300 metros de distancia, procedente de una cacería que se estaba desarrollando en un  monte en Cantabria
      El hombre entró en el servicio de urgencias «muy nervioso», todavía con el susto encima, y fue dado de alta tras recibir una primera cura. En el turismo siniestrado se encontraba también la esposa del conductor y sus dos hijos menores, que viajaban en los asientos traseros y no sufrieron ningún daño.

Impacto de bala en el vehículo
        Efectivos de la Guardia Civil comprobaron que la bala perdida procedía del monte La Miña, donde la cuadrilla capitaneada por Fernando González Fernández, procedente de Ruente, trataba de dar caza a varios ejemplares de jabalí.
       Los agentes no tuvieron dificultades en identificar al autor del disparo porque los monteros, situados a 300 metros del lugar del accidente, se mostraron totalmente colaboradores. Sólo uno de ellos había disparado su rifle en ese momento por lo que admitió ser el autor del disparo. Se trata de un hombre de 87 años, que dijo no saber las causas exactas de como ocurrió el incidente, pero que apuntó que “igual la bala se desvió al tropezar con un árbol”.
       De momento, la Guardia Civil ha abierto diligencias dado que se ha producido una lesión con arma de fuego. La ley de Caza establece una zona de seguridad de 50 metros a la carretera y la obligación de cazar de espalda a la vía.



martes, 23 de febrero de 2016

Los conejos dañan decenas de hectáreas de cereal y frutales en la provincia de Zaragoza

     Los conejos dañan decenas de cultivos y frutales en municipios como Magallón, Zuera, Épila, La Almolda o Pedrola. Esto ha obligado tanto a los ayuntamientos como a las sociedades de cazadores a tomar medidas para tratar de diezmar la población de esta especie que deja como principales afectados a los agricultores.
   Los permisos para cazar con hurones o la liberalización total de los días de captura de conejos son algunas de las soluciones planteadas ante una situación que, en algunos casos, ha acabado en los juzgados. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en Zuera. La batalla judicial por este asunto y los elevados pagos por las indemnizaciones a los agricultores hicieron que la sociedad de cazadores acabara en liquidación. Mientras tanto, los aficionados  están cazando con permisos especiales y se ha permitido que se pueda cazar esta especie todos los días.
     Las vallas de protección y la prohibición de cazar en estas zonas hacen que los conejos proliferen y sigan extendiéndose
     
En una finca ubicada junto a la autovía A-2 hay unos 2.000 árboles, de los que ha habido unos 250 troncos dañados. "Los conejos han pelado la corteza de árboles de unos cuatro años que estaban en plena producción. La savia sube por la corteza y si está dañada, los árboles se secarán en unos meses. 
     El el coto de caza de Épila han llegado a pagar más de 30.000 euros en un año por afecciones a los agricultores. Estos conejos no son de raza autóctona, sino de otra que tiene muchas más crías y se reproduce más veces al año. Entre las medidas que ha tomado el coto para intentar paliar el problema está la de ampliar los días de caza. 
      En Pedrola tienen mucho monte y se llegó a un acuerdo entre cazadores y agricultores y se soltaban hurones en las fincas.







       Algunas de las posibilidades que se prevé poner en marcha son la destrucción de macro-madrigueras, la instalación de infraestructuras que permitan el desarrollo de las aves rapaces y la limpieza y desbroce de forma manual para hacer accesibles distintas zonas. 
    El consejero dijo en una reunión reciente que para acabar con la plaga, la única solución es cazar, cazar y cazar. En su caso, continuamente amplían los permisos para poder seguir cazando a diario. Y las cifras que da son abrumadoras: una pareja de cazadores llegaron a matar 1.300 conejos en una temporada; en un solo fin de semana capturaron 160 entre cuatro.     Los conejos australianos se han cargado a los autóctonos.  Pero también reconocen la labor de los agricultores, que también salen a limpiar los ribazos. La armonía entre cazadores y agricultores aquí es buena.